Que pueden aportar el ecologismo de base y las plataformas en lucha contra el extractivismo y las macrorenovables industriales

En la última década, gran parte del movimiento ecologista, coaptado por las instituciones y las subvenciones, se ha transformando en un movimiento puramente climático/ambientalista, centrado generalmente en la fabricación de informes técnicos y en la búsqueda de financiación para perpetuar el mantenimiento de un cuerpo de técnicos cuyo objetivo es el propio mantenimiento de la organización. Las movilizaciones y el activismo pegado al terreno han desaparecido de las agendas de las ONGs medioambientales, más preocupadas por la negociación con los responsables ministeriales y la ocupación de pequeños espacios en los medios de desinformación, como se ha podido demostrar en el abandono que han sufrido las decenas de plataformas que han surgido por la España Vaciada para enfrentar el extractivismo y el desembarco de las macro-renovables industriales, punta de lanza del proceso de expropiación del territorio del capitalismo del siglo XXI.

El discurso del movimiento medioambiental coincide con el del capitalismo verde en lo fundamental: descarbonización, energías “renovables”, transición ecológica, neutralidad y captura del carbono, elementos que prometen continuar -en el Norte Global- el modelo imperante en las últimas décadas de crecimiento indefinido, esta vez, teñido de verde y sostenible. Sin embargo, nunca antes la situación ha sido tan grave y se está incrementando con el impulso del extractivismo, indispensable para mantener este modelo destructivo de implantación de falsas renovables industriales y supuestas tecnologías verdes/limpias, bajo el discurso de luchar contra el calentamiento global.

La solución al problema no es trasladar los parques eólicos o fotovoltaicos unos km más allá, sino cuestionar el crecimiento y el proceso de adicción de nueva energía a la ya existente, paralelos a la destrucción acelerada de lo que queda del mundo natural en la España Vacilada. Destrucción de zonas de alto valor natural, que van a ser absolutamente necesarias para el mantenimiento de la vida en las décadas próximas.

¿Como podemos incidir en las luchas de tipo “NIMBY” (no en mi patio trasero) o SPAN (Sí, Pero Aquí No), que impregnan gran parte de las plataformas existentes en nuestro país para que adquieran una visión integral de problema?

¿Cómo articular espacios que permitan a los afectados de las zonas de sacrificio conectar con los urbanitas en luchas conjuntas?

¿Es posible reconstruir un movimiento ecologista de base al margen de las subvenciones, los despachos de abogados ambientalistas y los intereses particulares? Países de nuestro entorno lo han logrado.