Necesidades básicas: sanidad y cuidados

Los SNS fueron creados -solo en alguno de los países centrales- por el Estado para cubrir ciertas necesidades del despliegue del capitalismo del siglo pasado. Desde el inicio tuvieron exclusivamente un carácter eminentemente «curativo», impidiendo en la práctica el desarrollo real de la medicina preventiva y la salud comunitaria, ya que colisionaban con los intereses del capitalismo. Hoy día hay suficiente evidencia científica que demuestra que gran parte de las enfermedades son producto de las formas de vida que nos han sido impuestas, mientras que otras han sido creadas para beneficio del complejo médico-industrial. Por otra parte, la posible aplicación de medidas de salud pública -y sentido común- frente a problemas sociales y medioambientales que generan enfermedad y muerte, cuestionaría el propio crecimiento. La promoción de la salud y la actuación contra los determinantes de la enfermedad no generan negocio, el mantenimiento de la enfermedad lo garantiza.

En el Estado español la implantación del SNS tuvo lugar cuatro décadas más tarde que en los países de nuestro entorno. De esta forma, nunca pudo alcanzar un desarrollo similar al de países vecinos. Así, a inicios de los 90 del siglo pasado, cuando se comienza a implantar el modelo de Atención Primaria, los recortes derivados de las sucesivas “crisis económicas”, van a marcar ya el inicio del desmantelamiento y privatización de los sistemas sanitarios de nuestros países vecinos. En nuestro caso, con un SNS aun en construcción en esa época, se implantan ya las medidas privatizadoras. Desde entonces, con diferente intensidad según territorios, se han llevado a cabo movilizaciones contra el desmantelamiento del sistema sanitario, realmente con poco éxito dado que el proceso planificado de deterioro y privatización ha seguido el guion marcado por el Estado con la inestimable colaboración de la «izquierda del capital». El proceso ha sido llevado a cabo de forma paulatina, para ir empujando a los sectores de clases medias hacia los seguros privados, ya que tomar medidas rápidas y drásticas de exclusión efectiva de la atención sanitaria, de sectores importantes de la población, pueden tener lugar explosiones y conflictos sociales, o incluso al propio cuestionamiento del papel del Estado y la puesta en marcha de dispositivos alternativos, como se pudo comprobar en Grecia a partir de 2012.

Hoy, a pesar de que nos vemos obligados a financiar al Sistema Nacional de Salud (SNS) vía impuestos, el Estado ya no garantiza la asistencia sanitaria en tiempos y calidad adecuados. El proceso planificado de desmantelamiento y deterioro del sistema sanitario, empuja a la población hacia la contratación de seguros privados, proceso que no deja de agudizarse, por lo que parece sensato, cuanto menos, debatir sobre alternativas factibles que permitan garantizar, en un futuro, una asistencia básica con carácter universal para la población.

Históricamente han existido otras formas de abordar las necesidades de atención. Así, a inicios del siglo XX, el movimiento obrero organizó sociedades de socorros mutuos en las zonas industrializadas del Estado español. Estas sociedades establecieron sistemas básicos de seguro de salud elemental contra la enfermedad, el paro, la muerte, invalidez, etc. al margen del Estado.

En Gran Bretaña, se dio una realidad parecida. En el sureste de Londres, entre 1930 y 1940, funcionó el Centro de Salud de Peckham, centro pionero para su época que se centraba en la salud y no en la enfermedad, con una visión integral y no individual. Mantenido fundamentalmente por las cuotas de sus socios, su carácter independiente y su visión holística de la salud chocaron con la estrategia del Partido Laborista, que se negó a admitirlo en el recién creado National Health Service (servicio nacional de salud), por lo que esta experiencia autogestionaria se vio obligado a cerrar en 1951.

En la Grecia de 2012, el segundo ajuste [1] ejerció una reducción brutal del gasto público con la exclusión de cerca de 3 millones de personas de la asistencia sanitaria nacional. La respuesta de los movimientos sociales fue poner en marcha centros sanitarios de primer nivel [2] traducidos como consultorios sociales autogestionados. Estos funcionaron con trabajo voluntario de profesionales y usuarios, autogestionados desde los barrios. Incluso un hospital [3] llego a romper las directrices del gobierno y se gestionó durante semanas mediante una asamblea de trabajadores, demostrando un mejor funcionamiento que cuando estaba en manos de los administradores del gobierno.

En un contexto de falta de atención sanitaria adecuada y en tiempos aceptables, que están sufriendo importantes sectores de población, proceso que va a empeorar con toda seguridad, ¿sería posible explorar sistemas de atención gestionados por el sindicalismo alternativo? ¿sería posible recuperar la lucha contra los productores de enfermedad y superar las luchas defensivas exclusivamente centradas en mantener el acceso a una asistencia de mala calidad? ¿sería posible explorar formas de producción de los medicamentos básicos al margen de las grandes corporaciones de FarMafia? ¿sería posible racionalizar la asistencia sanitaria, hoy día en manos de las corporaciones, cuyo objetivo es crear falsas necesidades/falsas enfermedades, para incrementar el consumo de fármacos y pruebas, procesos que producen yatrogenia, y un incremento de la mortalidad [4]?

Referencias:

  1. https://hmong.es/wiki/Second_Economic_Adjustment_Programme_for_Greece
  2. https://www.elsaltodiario.com/sanidad-publica/una-gestion-democratica-de-la-sanidad-es-posible
  3. La Lucha de la Sanidad en Grecia 2012. https://www.youtube.com/watch?v=ZU1RSsMH-ys
  4. https://brownstone.org/articles/prescription-drugs-are-the-leading-cause-of-death/